Quienes trabajan cotidianamente a su lado explican que Kicillof evitará subirse al ring propuesto desde la Casa Rosada: «Esta semana, desde Nación lo eligieron como el rival número uno, criticándolo por diferentes cuestiones, pero vamos a eludir esa pelea», indican desde el entorno del mandatario.
Es que el lunes pasado, Milei cuestionó a Kicillof por su «pésima gestión» mientras estuvo al frente del Ministerio de Economía, entre 2013 y 2015, como respuesta a la publicación de una cuenta fake del gobernador en X (ex Twitter).
A la vez, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y el vocero Manuel Adorni le apuntaron al economista por la toma de tierras en La Matanza que culminó con cinco personas muertas: la dirigente del PRO habló de «permisividad» de la provincia en las usurpaciones y el vocero ironizó que «evidentemente, el Estado tan presente no está».
Desde el gabinete bonaerense sostienen que estas disputas «buscan distraer la atención» de los desafíos económicos y sociales exacerbados por la devaluación, los aumentos descontrolados de precios y los tarifazos y advierten que Kicillof «no confrontará de manera directa» con el libertario y «evitará una escalada innecesaria de tensiones».
Reconocen en la provincia que, cada vez que lo crea necesario, Kicillof expondrá los modelos antagónicos que uno y otro representan, pero señalan que, ante todo, apelarán a alcanzar una relación institucional seria con el jefe de Estado.
De hecho, el gobernador aguarda ser convocado para concretar un encuentro con el presidente Milei propuesto por el ministro del Interior, Guillermo Francos, para plantear las necesidades de la provincia y hablar de números (el distrito recibió 11% menos de fondos nacionales en la primera quincena de este mes respecto del año pasado).
«Por ahora, sólo están enviando lo que corresponde por ley de Coparticipación y el dinero que se gira en concepto del Fondo de Seguridad, pero no están actualizando por inflación el Consenso Fiscal», grafican en La Plata, a la vez que descartan la posibilidad de emitir una moneda propia.
En paralelo, el gobernador les pidió a sus ministros que intenten mecanismos de diálogo con sus pares nacionales para trazar un panorama certero acerca de la continuidad de programas y proyectos.
«Por ahora, sólo están enviando lo que corresponde por ley de Coparticipación y el dinero que se gira en concepto del Fondo de Seguridad, pero no están actualizando por inflación el Consenso Fiscal»
Pero los funcionarios bonaerenses afirman que desde la administración nacional sólo reciben evasivas y pocas precisiones.
El martes pasado Kicillof reunió a su gabinete para establecer los puntos de partida de un año con restricciones presupuestarias y les transmitió que, sin las transferencias no automáticas ni el dinero para obra pública, la Provincia se verá obligada a ajustar el gasto público.
«Les pidió que comiencen a pensar recortes no sólo por la plata que dejará de enviar Nación, sino por los efectos que puede producir la recesión, que impactará en la recaudación nacional y, por ende, caerán los impuestos coparticipables a las provincias», apuntaron en Gobernación.
Señalan que la idea es «achicar o reconfigurar» los proyectos para que no desaparezcan, pero sí que haya ahorros; es decir, ser eficientes en el gasto para poder hacer todo lo planeado con menos recursos.
Por ejemplo, el Programa ReCreo instaló cinco paradores en diversos balnearios de la costa atlántica el verano pasado y esta temporada hay solo uno.
Así no se descontinúan la políticas, pero sí se las implementa con menor alcance debido a que habrá menos dinero.
Con todo, hay un ítem que para el gobernador es innegociable: los aumentos de salarios.
«La primera asignación de recursos será para sueldos. Eso no se toca», remarcan en el Ejecutivo.
Insisten en que la provincia de Buenos Aires tiene el menor nivel de recursos y gastos por habitante, y es la segunda con menor cantidad de empleados públicos del país, por lo que «no habrá despidos porque aquí no sobran maestros, ni policías, ni médicos o enfermeros».
El diálogo con Cristina y Massa
Por estos días, Kicillof mantiene un diálogo fluido con Sergio Massa, Cristina Fernández y Máximo Kirchner, con quienes monitorea de cerca la evolución en el Congreso del mega DNU y la ley ‘Bases’, mientras recibe a los sectores que se ven afectados por las medidas que esas propuestas contienen.
«Entendemos que este programa de gobierno daña de muerte a todo el tejido productivo argentino: las pymes, las farmacias, las pesqueras, la cultura, los biocombustibles, las curtiembres, las manufacturas, los textiles, las autopartes y la metalmecánica», indicó un ministro.
Y sostuvo que «no hay un sector que no se vea afectado y nosotros vamos a acompañarlos en cada manifestación de su disconformidad».
En ese contexto, para la provincia las multisectoriales conformadas en distintos municipios e integradas por intendentes, dirigentes gremiales y sociales, son «un espacio de construcción de malestares»: remarcan que Kicillof «las promueve y acompaña pero no las encabeza».
Cuando se le consulta al equipo de Kicillof sobre el futuro del peronismo, sus integrantes responden, tajantes, que si bien sería lógico que el expresidente Alberto Fernández renuncie a la titularidad del partido, «no es momento de debatir eso porque no tenemos que distraemos de los problemas serios, que son Milei y sus medidas».
«Quién presida el PJ no le cambia la vida a nadie. Además, si nos metemos en una confrontación interna, nos desgastamos entre todos. Hay que gobernar la provincia frente a un espacio nacional que vino a destruir todo», aclaran.